Procedente
de Úbeda y Baeza, llegó en 1721 a Castellón de la Plana el Regimiento Sagunto,
2º de Dragones, donde fue inspeccionado y se comprobó que tenía cuarenta plazas
por compañía, al tiempo que recibió la orden de denominar granaderos a los
miembros de la compañía de carabineros. Poco después, emprendió la marcha hacia
Aragón y Cataluña.
Que
estuviera integrado por compañías y no por escuadrones, como es habitual en la
Caballería, y que los carabineros pasaran a ser conocidos como granaderos, es
fiel reflejo del carácter mixto del Instituto de Dragones, capaz de combatir a
pie y a caballo, y de que, hasta bien entrado el siglo XIX, no quedó
definitivamente incorporado a la Caballería. También usaba botines, y no botas,
y en vez de tener trompetas llevaba tambores y oboes. Durante su estancia en
Castellón se encontraba a su frente el coronel Bernardino Marimón Corbera, que
lo mandó hasta 1731.
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